Complicarle la vida al empresario: Un peligroso juego político
¿De qué va esto?
Normalmente prefiero mantener los temas políticos al margen en este espacio, pero hoy hago una excepción para tratar algo que, aunque tiene tintes políticos, engloba a la economía mundial.
La demonización del Empresario
Resulta preocupante observar cómo la demonización del empresario y de la empresa se ha convertido en una tendencia recurrente. Este fenómeno, alimentado por la generalización indiscriminada de una supuesta maldad intrínseca de los empresarios hacia los trabajadores, refleja una notable inmadurez e incompetencia en nuestro país. Tal comportamiento, extendido entre la media de españoles, se ve exacerbado por algunos políticos, quienes lo utilizan con una evidente mala intención.
Esta crítica no solo demuestra la ignorancia de la mayoría de estos políticos sobre aspectos fundamentales de la economía, tanto macro como micro, sino que también revela una falta de voluntad para entender la complejidad del tejido empresarial. Un ejemplo revelador es la reciente reunión entre China y Cuba. La rigidez y resistencia de los líderes cubanos a las recomendaciones de reformas orientadas al mercado, propuestas por el presidente chino, evidencian una obstinación perjudicial. La declaración final de los chinos fue contundente: «Falta de voluntad de los líderes cubanos para implementar con decisión un programa de reformas orientado al mercado, pese a la evidente disfunción de su actual»
Es esencial reconocer que, como en cualquier colectivo, existen «ovejas negras». Sin embargo, el conjunto empresarial tiene claro que el crecimiento y sostenimiento de las empresas dependen de inversiones adecuadas y una gestión eficiente. La creación y mantenimiento de empleo están intrínsecamente ligados a un buen equilibrio financiero, algo que no es sencillo de alcanzar ni mantener.
El camino hacia la prosperidad empresarial no puede ser obstaculizado por
regulaciones constantes y asfixiantes que disuaden a los emprendedores. Estos
esfuerzos, muchas veces percibidos como “atracos”, coartan la creación de empleo y la innovación. Las micro-Pymes, que constituyen la verdadera mayoría de empresas en España, enfrentan beneficios teóricos en la contabilidad, pero no en la realidad de su caja.
Conclusiones
Insto a los sectores críticos a cesar en su empeño de poner trabas al desarrollo
económico. La economía necesita libertad para evolucionar y crecer, y las políticas restrictivas solo nos llevan hacia un estancamiento perjudicial para todos. Es hora de dejar de poner palos en la rueda y permitir que el esfuerzo emprendedor
florezca.
Al final, lo que realmente necesitamos es comprender que el éxito de las empresas no se logra con simplificaciones ni ataques. Las pequeñas y medianas empresas, que son el motor de nuestra economía, necesitan un entorno que permita la inversión, una buena gestión y la libertad para crecer.

Mentor empresarial. Experto consultor de costes y financiero, formador y Presidente en Entorno Empresarial